Formación
Académica: Profesora para la Enseñanza Primaria (Normal nº 1 GCBA)
y Lic. en Psicología (UBA).
Camino
recorrido: Maestra de grado, miembro de equipos conducción escolar,
asesora de instituciones e investigadora en la enseñanza de la
Lengua bajo la coordinación de Ana María Kaufman
Publicaciones:
coautora de El desafío de evaluar procesos de lectura y
escritura. Una propuesta para primer ciclo de la escuela primaria
(Aique), entre otras.
Entrevistamos
a Adriana Gallo para que nos cuente sobre la didáctica
constructivista de la Lengua – heredera de las investigaciones
epistemológicas de Jean Piaget – que ya lleva algunos años
oficializada como política curricular en los NAP (Núcleos de
Aprendizaje Prioritarios) nacionales y en varios diseños
curriculares provinciales.
HE:
Adriana, ¿qué diferencias existen entre la enseñanza tradicional
de la Lengua y las nuevas propuestas constructivistas?
AG:
Podemos hacer una primera diferencia en relación al sujeto que
aprende. Desde el constructivismo se tienen en cuenta los procesos
que cada niño realiza, ahí está el foco. Se tienen en cuenta las
ideas previas que trae cada estudiante y el maestro interviene
generando todos los intercambios posibles entre los niños para que
avancen en sus conceptualizaciones. Desde una enseñanza tradicional
se piensa en que todos los alumnos a partir de la explicación del
maestro pueden incorporar los mismos conocimientos y si alguno así
no lo hiciera, la “falla”” está del lado del niño. A través
de ejercitaciones deberá “fijar” lo aprendido. Desde una mirada
constructivista sabemos que cada uno asimilará lo que se proponga en
el aula de acuerdo a sus esquemas disponibles, que el conocimiento se
va construyendo y sufre continuas reorganizaciones. Cuando un alumno
no aprende, nos preguntamos acerca de la situación, se repiensan
intervenciones docentes, se analiza el contexto en el que está
inserto.
HE: ¿Por
qué algunos diseños curriculares provinciales denominan a esta área
curricular “Prácticas del Lenguaje”?
AG: La
denominación Prácticas del Lenguaje tiene que ver con el
objeto que se enseña. Justamente si el objetivo es que la escuela
prepare a los niños para que se desempeñen exitosamente como
lectores y escritores, deberemos encargarnos de enseñarle las
prácticas para que puedan hacerlo. De este modo no solo se
enseñan, por ejemplo, contenidos gramaticales sino aquellos
quehaceres de lectores y escritores. Se ofrecen situaciones
didácticas para que los estudiantes desplieguen estas prácticas:
por ejemplo comenten obras de literatura, las recomienden,
planifiquen sus textos en relación al propósito de escritura, etc.
HE: En
los primeros tiempos del constructivismo en Argentina ante la
problemática de aplicación de la gramática y la ortografía
aparecían mitos escolares como “no hay que corregir los errores de
los niños”, ¿qué modificaron las Prácticas del Lenguaje en
relación a estas ideas con el paso del tiempo?
AG: Como
bien decís, esta idea de “no corregir los errores” se instaló
como una mala interpretación de la propuesta. El tema no es dejar de
corregir ni de enseñar gramática, sino repensar cómo y para qué
hacerlo. Tener una buena ortografía es necesario, pero no suficiente
para ser un buen productor de textos. La ortografía se enseña, por
supuesto, pero sabiendo que los alumnos no la aprenden solo por
llenar renglones con las palabras que equivocaron o por repetir las
reglas. Tenemos que enseñarles “a navegar” entre distintos tipos
de restricciones: posicionales , morfológicas, y también enseñarles
que hay palabras que no responden a ninguna regla y que deberán
aprender de memoria. Para ejemplificar, si el niño se pregunta “con
cuál se escribe nube” el maestro puede sugerirle que busque alguna
de la familia con la que pueda estar seguro- Así , recurrir a
nuBLado podrá despejar su duda. Pero si pregunta cómo se da cuenta
si hormiga lleva H, en este caso deberá aprender que sí la lleva y
recordarlo cada vez que la quiera escribir.
Luego de
que los niños logran escribir con todas las letras, deberemos
ocuparnos de que desarrollen su conciencia ortográfica, enseñarles
a dudar y a preguntarse “con cuál letra se escribe”. A partir de
espacios de reflexión comenzarán a encontrar desde pequeños
regularidades como por ej “Siempre delante de la L o la R va B”
“Los verbos en pasado que terminan en ABA se escriben con B” y al
mismo tiempo incorporarán palabras “sin regla” de uso frecuente.
En
relación a la gramática, es un tema que tendríamos que
desarrollar extensamente. La idea es no preparar niños gramáticos,
sino que tengan a mano recursos que les permitan escribir y leer
mejor. También consideramos que en los grados superiores es
importante que los niños compartan y dispongan de un “lenguaje
común “ que les permita conversar sobre la Lengua.
HE: Las
prácticas de la lectura hacen hincapié en el placer por leer, ¿con
qué tipo de actividades, proyectos o secuencias didácticas se puede
trabajar para esa finalidad en la escuela?
AG: Todos
los espacios literarios que se abran en la escuela son bienvenidos.
Sobre todo que el maestro pueda compartir sus gustos, que acerque a
sus niños obras que lo hayan conmovido particularmente.
Proponer
“seguir a un autor” para conocer su estilo, leer sistemáticamente
cuentos de un mismo género para luego pensar qué tienen en común,
hacer participar a los alumnos de espacios de recomendación de
libros, invitar a distintas personas para que los chicos puedan “leer
a través de sus adultos”, preparar la biblioteca del aula con
textos interesantes, son algunos de los tantos caminos posibles…
HE: ¿Qué
opinión tenés acerca de que el mercado editorial de libros
escolares y las propuestas de capacitación docente otorgan prioridad
a las nuevas propuestas constructivistas en Matemática y no ocurra
algo similar con el área de Lengua o Prácticas del Lenguaje?
AG: El
mercado editorial, es el mercado editorial… Más allá de lo que
proponga el mercado hay muchos colegas que escribieron y escriben
interesantes propuestas didácticas en el área de Prácticas del
Lenguaje. Seguiremos trabajando para aportar nuestro granito de
arena.
HE:
Muchas gracias, Adriana, por compartir tus ideas, tus aprendizajes y
tu tiempo.